lunes, 2 de marzo de 2015

Independiente dio vuelta el partido y ganó


QUILMES 1 - INDEPENDIENTE 2
Independiente revirtió la pálida imagen que había dejado contra Sarmiento y le ganó con autoridad al Quilmes de Falcioni. Mancuello y Albertengo, de gran partido, marcaron los goles del equipo de Almirón, que de a poco empieza a acomodarse.


¿Cuál es la verdadera imagen de Independiente? ¿La del fin de semana pasado? ¿Esta que dejó contra Quilmes? Por ahora saberlo es imposible. El equipo de Almirón es una verdadera caja de sorpresas. Puede tener un partido horrible y al siguiente hacer 45 minutos perfectos. Así va en el campeonato, de un salto a otro, como intentando encontrarse a sí mismo, buscando plasmar esa idea en la que el técnico tanto insiste. Algunos, como Mancuello, Pisano y Albertengo, parecen haberla encontrado, aunque hay otro que continúan revisando los rincones.

A este Independiente de Almirón siempre le cuesta más de la cuenta. Incluso cuando juega realmente bien, como en el primer tiempo, donde además de la ya altamente valorada propuesta ofensiva tuvo una notable solidez en el fondo, su talón de Aquiles. La presencia de Aguilera le brindó confianza y seguridad a una defensa que venía golpeada a raíz de la fragilidad que había mostrado en las primeras dos fechas. Pero, como decíamos, siempre le cuesta más de la cuenta, y cuando no falla el fondo falla el aquero. Y todo lo bueno de ese primer tiempo se desmorona con el empate.

El tiro libre de Droopy Gómez y la inentendible falla del Ruso Rodríguez le pusieron freno al andar de Independiente. Empezó a flaquear el fondo y el toqueteo de los de arriba quedó en el olvido. Entonces creció Quilmes. No como para destapar una cerveza, pero sí como para preocupar a Almirón y compañía. Ganó terreno, avanzó contra el arco contrario, y cuando parecía que podía hacerle daño cometió un descuido que le costó el partido: quedar mal parado a la salida de un tiro libre a favor. 

Para alegría de Almirón, Albertengo estuvo encendido. Le faltó eficacia, es cierto, porque aunque haya hecho el gol del triunfo no siempre se gana desperdiciando situaciones como las que desperdició. Así y todo fue de lo más peligroso que tuvo el Rojo amén de Mancuello, claro, el motor de este equipo que deslumbra en algunos momentos y en otros queda increíblemente expuesto. No hay dudas de que la parte anímica juega un papel importante, y es donde Almirón debe trabajar de cara a lo que viene. Si logra estabilizarse, puede soñar con repetir la campaña del torneo pasado. Tiene material para hacerlo. Ahora debe convencerse de que puede.

Fuente: Olé

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