viernes, 26 de diciembre de 2014

Volvimos a creer en la Selección

El 2014 nos trajo consigo el Mundial de Brasil. En él, Argentina tuvo una actuación más que destacada, llegando al encuentro decisivo, luego de 24 años de ausencia. Lamentablemente, el final no fue el que queríamos, pero el pueblo se volcó a las calles y festejó esta perfomance.



Por Mauro González

El año está llegando a su fin y realizamos todo tipo de balances de lo que sucedió a nivel deportivo. Sin lugar a dudas, el evento más importante se registró en Brasil, entre junio y julio, con la llegada del Mundial de Fútbol.

Nuestra selección logró un papel dignísimo, cosechando el subcampeonato, perdiendo la final por 1 a 0, en el Maracaná ante Alemania, en tiempo suplementario. Este partido cúlmine se volvió a jugar luego de 24 años de ausencia. Gran parte de nuestra población vio por primera vez este evento, ya que últimamente Argentina quedaba en los cuartos de final con sus ilusiones a cuestas.

Muchos puntos para analizar sobre lo que dejó Brasil 2014. Uno de los cuales se puede hacer eje es sobre el equipo que fue presentándose partido tras partido. Mucho se discutió por el armado del once inicial en cada uno de los siete partidos que jugó. El esquema que pondría Sabella, si sería el clásico 4-3-3, acostumbrado por la gran cantidad de delanteros que hay o se inclinaría a su propio libro, cambiando al 3-5-2.

Contra Bosnia, el técnico rompió el tablero y puso su juego predilecto. Zabaleta, Campagnaro, Fernández, Garay y Rojo armaron la línea defensiva, que trajeron polémica. Kolasinac marcó rápidamente el gol en contra y parecía que la albiceleste iba a mostrar su superioridad, pero el juego dejó mucho que desear y automáticamente, en el entretiempo, incorporó a Higuaín y Gago. El rendimiento no mejoró mucho y Argentina ganó con lo justo 2 a 1, con una genialidad de Messi en el segundo tiempo.

Messi y su pegada. El rosarino remató espectacularmente y puso el 2-0 parcial en el Maracaná.
Contra Irán se vio lo más bajo en todo el torneo. Uno llegó a decir "peor que esto, no se puede jugar". La Selección careció de ideas durante los 90 minutos y, además, sufrió en varias situaciones sobre su propio arco, donde Romero tuvo que responder y en el que más de un corazón se paralizó. El mejor jugador del mundo, Lionel Messi, frotó la lámpara cerca del descuento y clavó un golazo, de esos que se gritan sin cesar. Con ese tanto, el equipo de Sabella se clasificó a octavos de final, siendo uno de los candidatos que menos demostró hasta el momento.

Cuando todos estaban decepcionados con el rendimiento, Messi saca un as bajo la manga.
La tercera parada en este Mundial fue Nigeria, en Porto Alegre. Argentina se sacó el tercer triunfo con el crack del Barcelona otra vez iluminado, fusilándolo a Enyeama de entrada y luego clavando un tiro libre espectacular al ángulo, igualando así la marca de Corbatta en Suecia 1958, de convertir en los tres primeros partidos de un mundial. Marcos Rojó marcó el tercero, de cabeza, consagrándolo como uno de los mejores rendimientos del equipo.

Aplausos. Lionel demostró otra vez su jerarquía y superó a Enyeama. Exquisito tiro libre para el 2-1 parcial argentino.

La hora de la verdad

Los octavos de final nos puso en el camino a Suiza. Ese rival que venía de ser segundo en el grupo de Francia y que tenía a Shaqiri sobre dimensionado por los goles convertidos en la fase de grupos. Un equipo duro, rocoso, como Otmar Hitzfeld podía ofrecer. El partido terminó siendo un parto totalmente, porque no se pudo quebrar la resistencia del elenco helvético hasta los 118 minutos. Ángel Di María fue el héroe y terminó desatando una locura impresionante, tanto en San Pablo, como en todo nuestro país.

Di María desató la alegría de todo un país en un partido que tenía "Destino Penal".
Los cuartos de final, fue el turno para Bélgica, la selección europea que demostró  ser sensación en los otros partidos del torneo y que venía de ganar su encuentro en el suplementario. Se ganó, por la mínima, con gol de Gonzalo Higuaín, que jugó su mejores minutos en el Mundial. El partido también fue de sufrimiento, pero en tan sólo 90 minutos se llegó a semifinales, cortando la gran barrera de los 24 años sin poder llegar a semifinales.

Gonzalo Higuaín fue la carta de gol en aquella tarde de cuartos de final.
Holanda, la tan difícil Holanda, esa que la tuvimos enfrente en 1978, perdimos en 1998 y también enfrentamos en 2006, fue nuestro rival en semifinales. El equipo de Van Gaal llegó luego de derrotar a la cenicienta Costa Rica por penales. El encuentro fue muy difícil, demostrando la paridad entre uno y otro, obligándolos a ir a los penales, algo que no nos pasaba desde Alemania 2006, cuando perdimos ante el seleccionado local. Romero se transformó en figura, atajando un par de ejecuciones y haciendo delirar a toda una nación.

Los penales contra Holanda y la alegría del final. Argentina en la final tras 24 años.
Nos quedamos con las ganas

Maracaná, Río de Janeiro y el tan bendito 13 de julio, fue el lugar para que Argentina juegue contra Alemania, el partido 64. La selección teutona llegó como la gran favorita, no sólo por el juego, sino también por los resultados, ya que eliminó históricamente a Brasil por 7 a 1, uno de los marcadores más impactantes de todos los mundiales.

Argentina planteó un partido acorde a las circunstancias. No dejó jugar al conjunto de Löw, teniendo las situaciones más importantes, en los pies de Messi, y una pelota que pasó al lado del palo, Palacio, quedando en un mano a mano, como así también Higuaín. Todos esos desperdicios generaron la no apertura del marcador y el mayor lamento después, luego que Götze ponga el 1 a 0 definitivo en tiempo suplementario.

Lamentablemente, tuvimos que ver a los alemanes festejando.
Sabella con el paso de los partidos fue encontrando los errores que tenía el equipo. Acertó claramente con la inclusión de Lucas Biglia por Fernando Gago, dándole mayor firmeza en la mitad de la cancha. Potenció jugadores como Marcos Rojo o Enzo Pérez, que terminó siendo titular en la final en el Maracaná. Armó un grupo bien unido, desde el primero hasta el último y llegó a dónde Basile, Passarella, Bielsa, Pekerman y Maradona no llegaron. Algo loable y para aplaudir de pie, por mucho tiempo.

Quedamos a las puertas de la gloria, del tercer título mundial. Deberemos esperar al menos hasta Rusia 2018 para sacarnos la espina, pero con la total entereza de que este equipo dejó todo para llegar a lo más alto, devolviéndole la confianza, con muchos errores y aciertos, al pueblo futbolero que tan desganado estaba ante las selecciones nacionales. 


Ritmo Deportivo

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