¡Alerta máxima! A los 3', Messi nos cortó la respiración. Tras una corrida por derecha, al quedar mano a mano con el arquero de Las Palmas e intentar definir de zurda, Bigas le trancó el pie y lo dejó dando vueltas en el aire. Quedó tendido en el pasto. Entró pero... Ya no fue el mismo. A los 8' fue reemplazado.
Cuando encaró por derecha y ganó la línea de fondo, el Camp Nou se enmudeció. Fue ese silencio que denota expectativa, que se transforma en murmullo con el paso de las milésimas de segundo. Iban tres minutos apenas cuando Lionel Messi fue derechito, casi en paralelo al fondo del campo, para ajusticiar a Javi Varas, el arquero de Las Palmas. Sin embargo, al momento de sacar el tiro y poner el 1-0, el disparo de su pierna izquierda fue amortiguado fuertemente por Bigas y el rosarino empezó a dar vueltas en el aire, como haciendo trompo sobre un pie. Una, dos, tres, y al piso.
El dolor era intenso. Sus gestos también. Salió de la cancha mientras toda Catalunya cruzaba los dedos. Entró después de los cuidados médicos pero poco pudo hacer. Cada pasito era una detención. Se agachaba. Se miraba la rodilla izquierda. Se la tocaba. Le dolía más de la cuenta. Hasta que se dio por vencido. Se tiró al pasto. Munir adentro, la Pulga afuera. Desde mayo de 2005 que no jugaba tan poco (apenas tres minutos contra Albacete, cuando encima convirtió). Una decena de veces ya le había pasado eso de abandonar una cancha por una molestia, una lesión. Pero ninguna asusta tanto como ésta... Cuando Luis Suárez metió el primer gol del Barsa, Messi ni se enteró. Ya había partido a un centro asistencial para hacerse estudios. Padre nuestro que estás en los cielos...
Fuente: Diario Olé.
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