Después del gol agónico, la Selección se descontroló en el fondo: hubo un cabezazo suizo en el poste y, en la última jugada del partido, regalamos un tiro libre en la puerta del área. En nuestro banco rezaban.
¿En serio no entró? ¿En serio no fue empate? Después del gol agónico de Di María parecía todo liquidado. Pero no, hubo tres de descuento y es como que la Selección entró en trance. Así, hubo un rechazo tras un centro suizo y una vez que la pelota fue sobre la derecha, se veía a todos dispersos en el área, con mil suizos sueltos como para empujarla. Llegó el centro, se elevó uno, era gol... pero dio en el palo, ante la mirada resignada de Romero, y la pelota volvió a dar en el jugador rival y se fue.
¿Triunfo asegurado? ¡No, hubo más! Shaqiri inventó una falta de Garay, que se tiró pese a estar en superioridad numérica. Falta en la puerta del área para la última bocha del partido, rezos en el banco y más. Por suerte, el zurdo del caño a Gago le pegó a la barrera. Y recién después de eso llegó el festejo.
Fuente: Diario Olé.
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